miércoles, 22 de mayo de 2013
MICROESPECIAL. JOSÉ CORONADO Y LOS PERSONAJES TURBIOS.
Hoy en día, en pleno 2013 decir que José Coronado es un muy buen actor es quedarse corto y si sueltas semejante afirmación en un lugar lleno de gente, la mayoría se girarán hacia ti y te gritarán al unísono: "No es un actor, es un actorazo, ¡pero coño!" y tienen toda la razón, pero la calidad de Coronado se puede medir según la calidad del personaje que interprete, de ahí que Coronado sea grande cuando más turbio y oscuro es el personaje que interpreta.
Debo ser sincero con vosotros, porque yo antes del 2002 tenía a José Coronado como una cara bonita pero fue en el film de Enrique Urbizu "La caja 507" cuando descubrí, y creo que no fui el único, a un Coronado diferente, a un actor de método que sabe muy bien lo que se hace.
Porque José Coronado necesita a un director con talento que le sepa exprimir todo el jugo, que le de un personaje que pueda trabajarse. Siempre me imaginado a este actor con una Moleskine en una mano y un bolígrafo en la otra creando una vida a cada uno de sus personajes para luego convertirse en ellos. Su Rafael de aquel film de Urbizu fue sin duda la primera de una larga lista de grandes papeles. Luego trabajaron juntos otra vez en "La vida mancha" donde otra vez se volvió a salir y Coronado otra vez construyó otro personaje memorable.
Pasaron los años y aunque hizo películas realmente buenas e interpretaciones a la par, nunca llegó a la perfección de aquel Rafael y sin duda nunca llegó ni llegará a mimetizarse tanto con un personaje y con un entorno como lo hizo con el maravilloso Santos Trinidad de "No habrá paz para los malvados" de nuevo con Urbizu, de calle el director que mejor lo dirige. Hay que ser sinceros, una vez pasada la resaca de esta película uno llega a la conclusión de que si el film es bueno, casi brillante no es por la trama policiaca que no resulta muy novedosa, ingeniada por Urbizu, el verdadero poso que deja la película es Santos Trinidad, un personaje con nombre, apellido y una personalidad única. Desde su aspecto dejado, su ropa, sus gestos, su todo, Coronado no interpretaba a un personaje ERA el personaje. Pocas veces en el cine español actual se ha dado un caso tan brillante en un actor, tal vez con el Malamadre de Luis Tosar en "Celda 211" serían las dos mejores interpretaciones de la década.
Y ahora, en pleno 2013, José Coronado es un más que consagrado actor del método, un hombre que vive los rodajes y que disfruta con personajes de esos que tienen fundamento.
En 2012 Coronado rueda "El cuerpo" a las órdenes de Oriol Paulo, una película bastante reciente que acaba de salir en DVD; la película tiene sus momentos como film de suspense, pero otra vez Coronado se lleva la película bajo el brazo y nos deslumbra con otro personaje oscuro, con un pasado turbio de esos que hacen mella, su inspector de policía exalcohólico y otra vez su look y sus gestos, incluso sus andares lo delatan, Coronado y la Moleskine, Coronado creando una personalidad, otra vez.
Y también en 2012 llega el contrapunto, el ejemplo claro de cuando un actor quiere hacer un gran papel pero no hay fundamento para ello no puede. La película fue "Los últimos días" de los hermanos Pastor y aquí, tanto Coronado como Quim Gutierrez se esfuerzan en dar vida a unos personajes que no tienen una base suficientemente fuerte para crearles una personalidad y un mundo interior que ayude a que la trama, porque aquí los personajes son meros peones que se mueven por unos escenarios subterraneos sin ton ni son. Entonces, por mucho esfuerzo que José Coronado ponga en su interpretación prevalece la ley no escrita que dice que "de donde no hay no se puede sacar" y simplemente pone el piloto automático y se deja llevar.
Ahora, todos los que al principio respondieron que José Coronado es un actorazo sabrán mejor porque José Coronado es un actorazo, porque no solo actua. José Coronado vive a sus personajes. Ahí está el secreto.
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