miércoles, 17 de octubre de 2012

SITGES 2012. ACE ATTORNEY


Arrodillaos gente inmunda porque Takashi Miike ha entrado en la sala con la prueba definitiva de que es que el director más grande y bizarro de la escena cinematográfica actual y nosotros solo somos sus siervos.

Ace Attorney está basado en un videojuego que desconocía completamente, que ya de por sí era bastante bizarro y que comparte el planteamiento y parte de la trama con el film de Miike: en un futuro no muy lejano la criminalidad ha ascendido hasta tal punto que los juicios no son rápidos, son rapidísimos y se celebran en tres días que, tanto en el juego como en la película funcionan en forma de rounds al más puro estilo Street fighter.

La cosa se complica cuando uno de los abogados, el desastroso Phoenix Wright decide investigar el asesinato de su mentora y defender al único culpable del crimen, su amigo de infancia y enemigo acérrimo en la abogacía Miles Edgeworth, hasta aquí el planteamiento no va más allá de una novela de John Grisham, pero Miike le da la vuelta a todo y convierte esta trama en un circo lleno de frikadas a cada cual más gorda y gozosa para el hambriento espectador deseoso de carnaza freak para aplaudir y reirse agusto.

Miike se desmelena, como casi siempre que se mete en estos barullos, como ya hizo en la más que gloriosa Yatterman o en pelis como La felicidad de los Katakuris, verdaderas frikadas que no dejarían de ser una tontería mayúscula en las manos equivocadas pero que en las manos adecuadas, las de este director, funcionan como un reloj y son obras de arte.

Miike ha rodado, en mí opinión la más acertada y mejor adaptación de un videojuego jamás realizada, va más allá de la tontería seria de Resident evil o la olvidable y detestable Doom, sin olvidarnos de aquel clásico de la bazofia llamado Super Mario Bros, la película. El director japonés sabe en que terreno juega, más que nada porque no es un novato en él; se arriesga, como casi siempre y sale más que victorioso porque es consciente de lo que hace, esto no es 13 Asesinos ni Harakiri, aquí se deja de chambaras y yakuzas porque la adaptación de un videojuego igual que de un libro o un remake de una película te obliga a meterte en su mundo, aunque dejes pequeñas píldoras de tu personalidad cinematográfica en el film pero el mundo en el que estás es el que manda, por eso los momentos surrealistas como las pantallas bajando del techo, los zooms exagerados y las caracterizaciones de los personajes son obligatorias y Miike entiende eso y lo disfruta y nosotros también lo disfrutamos.

¿Es Ace Attorney la mejor película de Miike? No, ni falta que le hace, ninguna película de este director es realmente mala, sino que es extraña, Miike es un tío extraño que disfruta haciendo cine, de cualquier tipo, por eso es imposible de encasillar, porque sus films, como este, son diferentes, coge un concepto mil veces visto, el cine de juicios y le da la vuelta, lo transforma en una celebración de la exageración y del circo freak y por eso conquista a las decenas de fans que abarrotábamos el cine Retiro de Sitges cuando se proyectó este film, completamente inclasificable pero de obligada visión; los mismos fans que aplaudimos con las manos y los pies cada momento surrealista o divertido y al mismo tiempo estábamos más que enganchados a una interesante trama de crímenes, juicios y traiciones. Solo Takashi Miike consigue eso.

9/10


COSMOPOLIS


Esta película es, al menos así es como se han empeñado en definirla y no van del todo desencaminados, como un film apocalíptico sobre la crisis financiera, Cronenberg tiene los huevos más gordos que el caballo de Espartero. Vale que el ritmo es muuuuuy lento, vale que desespera con cada decisión del protagonista, vale que los secundarios, TODOS sobran pero aún así la atmósfera de este peculiar director en un film rollo Inside job ¿mola? No.

Para hablar de este film y que creáis mis palabras deberíamos viajar al loco año de 1975, cuando Cronenberg estrenaba Vinieron de dentro de... y demostraba al mundo que en un mismo film es capaz de lo mejor y lo peor; la filmografía de este hombre desde aquello siempre ha oscilado entre lo brillante rozando lo absurdo (Scanners, Videodrome, La mosca, El almuerzo desnudo) y lo brillante a secas (Inseparables, La zona muerta, Existenz, Una historia de violencia, Promesas del este) pero aquí el tito David se relaja, se deja llevar a sabiendas de que es bueno, que tiene una legión de fans que lo van a seguir siempre y le van a lamer el culo y por eso da a luz este film imberbe que se queda a medias de todo.


¿Pero hay en el film algo de la esencia de Cronenberg? Tranquilos, lo hay, la atmósfera opresiva y los secundarios pasados de rosca están, pero dentro de la limousina. Fuera de la limousina la cosa cambia y las largas diatribas de los mismos secundarios quedan en ridículo porque no funciona en el espacio humano, rodeado de gente; funcionan a las mil maravillas en el espacio pequeño que Cronenberg domina muy bien, pero fuera solo parecen garabatos escritos por quinceañeros en la puerta del váter.

Porque es en el discurso donde la película pincha de todas todas ¿es este el mismo director que parió un relato sobe la violencia más pura y la redención más descarnada en Una historia de violencia? visto el film se podría decir que no, no hay la más mínima profundidad en los personajes, ni siquiera en el de Pattinson que, aunque se esfuerce muchísimo en darle algo de humanidad y personalidad a ese ejecutivo repulsivo a la par que cabroncete y simpaticón no lo consigue, porque Cronenberg está seguro de una cosa y es que el guión está tan bien escrito que no le importa si en lugar de actores tuviera a dos loros diciendo las frases.


Pero aquí también Cronenberg resbala, como ya he dicho antes se deja llevar y se relaja, porque no se empeña en defender las teorías y los largos diálogos de secundarios tan desaprovechados como Jay Baruchel o Juliette Binoche y no me tiréis de la lengua para que hable de la relación del personaje de Pattinson con su mujer porque es simplemente irrisoria; pero le da igual porque su cerebro funciona así: "Bueno, si la novela la ha leído tanta gente será porque es buena, lo dejo tal cual" y ese es un error que le pesará en su carrera durante años.

Pero Cronenberg, en el último acto del film intenta demostrarnos que está ahí y nos planta un poco de él mismo; la escena en el peluquero con el chófer es simplemente ejemplar y la moralina de la escena (antes todo iba mucho mejor) es brillante. Pero al final lo vuelve a hundir, con un final ambiguo como el que más con ese Pattinson sufriendo por la salud mental de su personaje y con un Paul Giamatti
 que, sobreactuado es poco en una escena horrible que tira por tierra todos los, diminutos logros que Cronenberg había hecho por hacernos simpatizar con su protagonista.

Como he dicho al principio, Cronenberg los tiene más gordos que el caballo de Espartero y lo vuelvo a decir, porque dejar este manchurrón en su currículum a sabiendas de que es un manchurrón no tiene perdón... bueno se lo perdono por Scanners jiji.

4/10