domingo, 16 de febrero de 2014

Crítica "TODAS LAS MUJERES" Las ídem, los novillos y Eduard... siempre Eduard.


Lo mío con Eduard Fernández va más allá de la mera admiración, yo siento respeto por este hombre, porque no es simplemente un actor y en esta película, hecha sobretodo para su lucimiento, queda de nuevo demostrado.

La historia nace con un argumento que poco a poco se va perdiendo entre los encuentros con las mujeres de la vida de Nacho (Eduard Fernández), un mentiroso y déspota que en un día debe limpiar todo lo que fue para solucionar un problema en el que se ha metido él solo por otro lío de faldas. El rollo principal que versa sobre unos novillos robados hará que Nacho entone un mea culpa con las mujeres que han ocupado un lugar en su vida a cambio de la ayuda de estas, un nuevo ejemplo de lo embaucador y mentiroso del personaje, un personaje que le viene a Fernández como anillo al dedo, porque Mariano Barroso le ha escrito un personaje a la medida de este gran actor y no solo el personaje, la historia, las escenas con cada mujer es mejor que la anterior y significa un crescendo bastante serpenteante que a base de repetir fórmula consigue atraparnos.

¿Repetir fórmula? ¿qué dices puto loco? Pues digo que los encuentros de Nacho con su mujer, su amante, su abogada, su madre, su cuñada, su exnovia y su psicóloga repiten un esquema clave: Nacho pide ayuda/ ellas se la niegan/ Nacho se disculpa pero les suelta algo que a ellas les duele/ ellas le recriminan a él que les jodiese la vida/ ellas le ayudan, tan simple como eso, el guión de Barroso se basa en diálogos rápidos y en la búsqueda de quienes somos representado en la fígura de la mujer, todo muy Felliniano y muy encantador, pero que aburre a ratos por repetición. Ojo, que el guión no decae en ningún momento, siempre en alto, dándolo todo pero siempre es igual.

La película termina justo cuando todos pensamos que debe acabar y esta crítica también, en todo lo alto, diciendo que Eduard fernández se marca un recital y que Barroso lo sabe y que ambos se gustan en esta película que acaba siendo como comer pollo al ajillo: un experiencia muy gratificante pero que se repite durante toda la tarde.

7,5/10