domingo, 23 de marzo de 2014

Crítica "NYMPHOMANIAC" El sexo como pretexto.




















Al principio la pantalla está en negro, el sonido de la lluvia nos introduce en el pervertido universo que Lars von Trier nos ha preparado, luego una mujer en el suelo, sangrando y sin fuerzas, es Joe, es Charlotte Gainsbourg, es el alma mater y narradora de este relato; suena Rammstein a todo meter y entonces aparece Seligman, Stellan Skarsgard, el espectador que, como nosotros asistirá a la narración de los hechos que han llevado a esa mujer a esa situación. Así se abre el telón de "Nymphomaniac vol. 1" y yo me quedo anonadado.

Y aquí es cuando sucede algo que me intriga, porque si Joe cuenta su historia, Seligman la escucha y ofrece su punto de vista, nosotros somos el espectador del espectador, lo cual a ratos resulta un poco frustrante pero siempre satisfactorio, puede sonar a lío pero es muy simple, von Trier, que puede estar muy loco pero que cuando dirige está muy centrado, nos cuenta la historia de la ninfómana, la mujer que tanto a vivido sexualmente, luego está el espectador, el hombre de ciencia que no ha conocido nunca el sexo en ninguna de sus variaciones y por último está el espectador final, osea nosotros,  que observamos el relato desde fuera, a ratos sintiéndonos como Seligman y a ratos sufriendo por Joe. En estos enlaces entre episodios, como en el prólogo y en el epílogo el bueno de Lars utiliza una simbología que va de lo más sutil a lo más chabacano en pocos minutos, porque puede relacionar la perdida de la virginidad con el sistema numérico de Fibonacci o la búsqueda de sexo ocasional en un tren con la pesca con mosca, bien por él. Pero en estos enlaces también va naciendo una historia, la de la relación entre ambos personajes, la evolución de los dos durante el transcurso del relato y ya el cierre que von Trier soluciona de una manera cuanto menos... barroca (dejésmolo ahí).

 "VOL. 1"

Pero hablemos de los episodios que son la chicha importante de ambas películas. En la primera parte "Nymphomaniac vol. 1" se reparten las cartas y a Lars le da tiempo a mostrar gran parte de lo que será su forma de hacer las cosas durante las cuatro horas que ocupan las dos partes. El volumen 1 trata sobre el nacimiento de una adicción, sobre como, lo que en principio puede resultar excitante puede acabar siendo enfermizo; habla de la relación de la joven Joe con el enigmático Jerome, personaje interpretado por un contenido (extraño en él) Shia LaBeouf y como se convierte en un verdadero icono sexual, en un hombre de referencia en la vida de Joe. También es esta primera parte la de mayor belleza visual, la de la presentación de los personajes y la de la fotografía más agradecida, es el volumen de la luz. Pero también es el volumen en el que se empiezan a vislumbrar los claroscuros de la protagonista. Cinematográficamente esta primera entrega es la consagración definitiva, si es que hacía falta consagrarlo aún más, de un Lars von trier en estado de gracia, que rueda como el maestro que él se sabe y que a muchos les pesa que sea. Y por último esta primera entrega es la explosión de las simbologías, cada episodio tiene una simbología o metáfora barata que von Trier no esconde ni nos hace intuir en ningún momento, lo cual le resta una mínima belleza al conjunto, a veces me gusta descubrir una metáfora o un símbolo literario o visual por mi mismo, no que me lo den tan mascado, pero bueno no me molesta.


 "VOL. 2"

Y tras la luz llega la oscuridad. El volumen 2, aquí los personajes están presentados y lo que importa es como la historia va derivando hacia derroteros oscuros. Si en el volumen 1 el sexo explícito no me molestaba demasiado por ser lo habitual, no veo nada de pervertido o enfermizo en la una etapa de descubrimiento y posiblemente von Trier tampoco, la primera entrega en ese aspecto era más calmada. Pero la segunda es cuando Joe, aburrida de una monótona vida sexual decide tirar por otros caminos más bizarros, aquí es cuando el film da un gira de 180 grados y la narración se torna en un "mea culpa" de la protagonista, que empieza a entender sus errores mientras nos sigue contando los actos que le llevaron aquel callejón. Seligman sigue espectante y sigue ofreciendo largas diatribas sobre cada aspecto de la vida de Joe haciéndola reflexionar, tanto a ella como protagonista como a nosotros como espectadores, los aspectos que aborda el film en esta segunda entrega: la iglesia, el sadismo e incluso cierto aire de pedofilia en uno de los momentos más brillantes del film la convierten en la némesis de la primera parte, lo que allí era una narración fresca y con mucha luz se vuelve aquí en un relato más crudo y oscuro que incluso la fotografía muestra sin reparo volviéndose más sucia y cruda.

En cuanto a los episodios, se podría decir que von Trier nos lleva por donde quiere y el quiere que en este momento nos hagamos una pregunta: ¿hasta dónde podemos mirar? porque en esta segunda entrega hay sexo, evidentemente, pero más sucio y nada complaciente, aquí el sexo es el enemigo a batir, Joe no lo disfruta, no solo se aburre sino que se siente enfrentada a él. Hay sado, con escenas brillantemente dirigidas que nos muestra el dolor al que se somete la protagonista para conseguir el placer, porque eso es en realidad este díptico oscuro, más allá de simbología el relato trata sobre la búsqueda del placer y la felicidad, aunque los caminos que se tomen para conseguirla sean en ocasiones bastante dolorosos. Los episodios finales son el realidad la confirmación de que von Trier puede hacer una obra maestra con una mujer y una pistola, porque quitando un par de peros "Nymphomaniac" en bloque es una gran obra maestra, tanto si has mirado como si te has tapado los ojos; gemidos, penetraciones y masturbaciones a parte la obra de un creador sobresaliente está ahí y a este que escribe le ha encantado.

9/10