lunes, 4 de julio de 2011

TRANSFORMERS 3, EL LADO OSCURO DE LA LUNA.

Tenía muchas ganas de darle cera a esta película que conste pero Michael Bay me ha cerrado la boca a medias, aunque le voy a dar bastante cera, que conste.
La película a ratos es mala, a ratos es lamentable y a ratos, sobretodo en la parte final es brillante. La historia la conocemos todos y, seamos sinceros a nadie nos importa una mierda, robots buenos, robots malos y el hijo de Indiana Jones por ahí en medio, poco más nuevo; el tema se pone interesante cuando te paras a mirar todo en lo que se ha convertido esta saga, ha pasado de ser una aceptable adaptación a una estúpida forma de sacar cuartos donde el guión y una historia coherente es lo de menos. La película tiene momentos muy ridículos, tan tan ridículos que dan lástima, los primeros 80 minutos son insalvables, lamentables, mientras los Transformers van por su lado, a su rollo, nos clavan una historia de amor y celos y triángulo amoroso entre Labeouf, la chica nueva en la oficina Rosie Huntington-Whiteley (sinceramente prefería a Megan Fox aunque las dos lo hacen igual de mal, apunte curioso: el 95% de la película sale vestida de blanco) y Patrick Dempsey que es realmente insoportable, La Beouf está realmente sobreactuado y pidiendo a gritos un papel en una comedia romántica y el señor de Anatomía de Grey, como la mayoría de actores de la película están sufriendo porque se han vendido por unos miseros dólares, entre ellos Frances Mc Dormand, John Turturro (que ya ha vendido su alma al diablo del todo participando en las tres partes) y un John Malkovich haciendo un papel que le tocaba por derecho ley al Burt Reynolds de Boggie nights. Eso son los 80 primeros minutos de película pero entonces llega Chicago...
DIOS BENDIGA A CHICAGO, ILLINOIS!!!!!!!!!!!! Porque el resto de la película es como tomarse un granizado de limón fresquito en una terraza durante una calurosa tarde de verano: una delicia; el tito Michael aquí se desmelena por completo y la película se transforma (nunca mejor dicho) en una jodida maravilla, aquí es donde quería ver yo a Bay, que se moje el culo y nos ofrezca un espectáculo para la vista como es esa gran batalla final que, de verdad lo tiene todo. Cuando llega Chicago te olvidas del resto de la película, del resto de la aga y probablemente del resto de la filmografía de Bay y te dejas llevar, entre explosiones, edificios que se caen, Transformers gusano gigantes y Optimus Prime en plan Badass y la película triunfa, aquí es cuando nos damos cuenta que toda la filmografía de Bay no ha sido más que un anuncio y que este es el Michael desmelenado que todos queríamos ver y que el mismo también quería ser, por esos 70 minutos MICHAEL BAY, PUTO DIOS.

6/10


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