lunes, 3 de junio de 2013

EL IMPOSTOR



La realidad como obra cinematográfica, una realidad tan bizarra y frustrante que solo podía vivir en este documental de Bart Layton sobre la familia, la falsa identidad y algo tan simple y antiguo como las relaciones humanas.

El documental de Layton nos cuenta la historia de Nicholas Barclay, un chico de 13 años que desapareció en Texas en 1993 y que cuatro años más tarde apareció en Linares, España, contar más sobre esta historia, su personaje principal y la familia que rodea al personaje es quitar intriga a este relato, que, si bien es un documental en toda regla, consigue crear uno de los mejores thrillers que se han visto en los últimos tiempos. Y también funciona como un retrato familiar de la América más profunda, todo el conjunto resulta una combinación perfecta, una historia simple en su primer acto pero repleta de capas y subtramas conforme la historia se va enrevesando.

Las recreaciones de las situaciones que tuvieron lugar en los noventa ayudan mucho a que el relato sea más que un documental con testimonios de las víctimas corriente y moliente, aquí no imaginas que pudo ocurrir, lo estás viendo y eso es aún más escalofriante. El ritmo que infringe Layton a su historia y el dominio de la misma para mostrar lo que quiere cuando debe la convierte en una obra de un valor cinematográfico único y en un documental de visión obligada. No es solo la historia del chico que desapareció, es la historia del entorno, un entorno muy jodido, que retrata de la manera más directa una América cerrada con muchos secretos y que en este film se ven descubiertos a través de un familia bastante disfuncional.

Un documental de obligada visión, ya sea para descubrir la verdad de esta historia como para conocer el interior de la personas.

9/10


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