jueves, 24 de abril de 2014
COSAS QUE NO... Hooligans de Miyazaki
Hoy empieza (y posible termine) esta sección que he dado en llamar en una cascada de originalidad: "COSAS QUE NO..." los puntos suspensivos son importantes porque dotan de personalidad a la sección. En esta sección quiero hablar sobre qué pasaría si uniésemos dos conceptos completamente antónimos en un mundo paralelo, una especie de cajón de sastre donde, de una manera extraña ideas imposibles encajan a la ¿perfección? Hoy quiero encajar en este universo distópico a los Hooligans con el cine de Hayao Miyazaki. Preparados. Listos. Ya.
Imaginad esta locura distópica: un furgón de la policía nacional que conduce al cine (de arte y ensayo) a un grupo de Hooligans vestidos con chaquetas Alpha y pantalones y botas militares gritando a los cuatro vientos cuán hermosa es la estética y lo sensible del trazo de Hayao Miyazaki. Lanzan piedras a los escaparates mientras comentan lo hermoso que es el mensaje de "Ponyo en el acantilado" e insultan a la policía mientras recrean escenas de "Porco Rosso".
A su llegada al cine (de arte y ensayo) sacan sus entradas de "The wind rises" y cuando el acomodador (que término tan antiguo y molón) se la corta le dan un cabezazo a grito de: "Bienvenido al Gatobús, hijoputa".
Y cuando salen del cine comentan la película destrozando el bar del cine, golpean con desprecio a los que han ido a ver "Need for speed" porque ellos son Hooligans con criterio, que van a ver películas importantes, con grandes historias y una estética delicada o al menos eso le dicen al taquillero mientras le queman la taquilla con un cóctel molotov. Cuando pillan la avenida principal empiezan a quemar contenedores y a empujarlos calle abajo mientras dicen: "¡¿te has fijado en los matices de la historia?!" y el otro le contesta pegando a un policía con la silla de una cafetería: "un cierre perfecto a una filmografía perfecta" y corren calle arriba tirando mesas por el aire.
En un bar beben hasta caer borrachos como cubas mientras se dan cabezazos entre ellos y rien como bobalicones hablando de la moraleja de "El viaje de Chihiro" y la bonita historia de madurez, mientras otro recalca (reventándose una litrona en la cabeza) la delicada animación de películas como "Nausicaä del valle del viento" o "El castillo ambulante".
Y así pasan las horas, entre charlas de añoranza a un cine que volverá con la retirada de Miyazaki "algo se muere dentro de nosotros ahora que este genio se retira" exclama uno con una cerveza en una mano y la otra en el corazón. Y tiene razón.
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