miércoles, 2 de noviembre de 2011

VERBO

La película de la que voy hablar posiblemente sea la película más mala que he visto nunca y preferiría que me arrancasen los ojos con un puto garfio mientras me dan latigazos en la espalda y me echan sal en las heridas mientras se escucha en bucle Never gonna give you up de Rick Astley antes que volver a ver esta película. Duele, de verdad que duele.
Y ahora que me he quedado agusto voy a empezar con la crítica que no va a ser menos cruel que esto que acabáis de leer; mí relación con el director de Verbo, Eduardo Chapero Jackson no va más allá de una sesión de cine en la que me tragué sus tres cortos de seguidilla y llegué a la terrible conclusión de que Eduardete es un pedante gafapastoso pero con cierto estilo para contar historia vacías, muy vacías. Y esta película no es una excepción, ni mucho menos, aquí la historia super-new-age-adolescente de encontrarle sentido a la vida es horrible, los personajes son planos completamente y solo tiene un poco de profundidad la actriz protagonista, Alba García que para debutar en el cine no ha tenido mucha suerte; pero bueno, que tiene la misma profundidad que los personajes de una novela de Pesadillas (aunque creo que los protagonistas de No bajes al sótano eran más profundos, chiste freak de Pesadillas jajaja), su vida transcurre de una manera triste y aburrida porque la chica no encuentra sentido a nada y siempre tiene ojeras, porque no encuentra sentido a nada; luego tiene una madre que interpreta Nawja Nimri (o cantas o actuas pero las dos cosas no, por Dios!) y un profesor que la tratan como el culo y le dicen que espabile, pero la chica se obsesiona con un tal Líriko (no lo he escrito mal, lo escriben con K, sí esta peli es así) interpretado por Miguel Ángel Silvestre que habla en verso, sí, sí habla en verso y rapea, SÍ, EL DUQUE RAPEA, pero esto no es lo más gordo del asunto.
Porque resulta que, como dijo el sabio todo puede ir a peor, el universo paralelo donde vive Líriko y donde entra nuestra protagonista es el colmo de la rabia humana, lleno de grafitis oscuros y con bases de hip hop sonando todo el rato y con muchas pantallas de tele donde se ve a la chica todo el rato, es como si Chapero Jackson hubiese decidido rodar un videoclip de hora y veinte minutos que por cojones tiene que ser oscuro; mientras la chica está en el universo paralelo de raperos que te ayudan a que te quieras más a ti mismo pues se encuentra con diferentes pruebas en las que tiene que aprender a superar sus miedos y a quererse más y a querer a la gente que la rodea. Tengo que parar un segundo, esto que acabo de escribir es real, ocurre en una película de verdad y cuando la película llega a este punto es cuando deseas que te arranquen los ojos y te den latigazos, porque sabes que no vas a recuperar el dinero de tu entrada y que, encima aún quedan 40 minutos de película, ya está, ya lo he dicho. En las pruebas de libro de autoayuda la chica descubre que quiere a todos y que Líriko la ha ayudado mucho y que vivir mola y que puedes cambiar el mundo (jajajajajajajajajajaja) y cuando por fin vuelve de este universo de rapeos y mierdas pues va a clase y suelta un discursito sobre cambiar el mundo, que eso queda tope real y te toca la patata (a estas alturas de la peli ya hablas así porque ya te han lavado el cerebro).
Para terminar solo diré dos cosas, una para Miguel Ángel Silvestre: eres simpático, tienes talento y eres guapo, búscate otra clase de proyectos, en serio; y la otra cosa es para Eduardo Chapero Jackson: has pasado de gustar a los gafapastosos a gustar a los raperillos, solo te quedan los heavys, los emos, los frikis, los modernitos... Así que aún nos queda muuuucho por sufrir.

0/10

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