SEMANA JURÁSICA. YA NO SE HACEN PELÍCULAS COMO PARQUE JURÁSICO.

Todo el mundo tiene una experiencia diferente con Parque Jurásico, una pequeña historia que contar o por lo menos recuerda donde estaba cuando la vio. Este hecho, entrañable y nostálgico ocurre en el mundo del cine con muy pocas películas, de hecho actualmente pasa bastante poco pero en los noventa pasaba cada año. Cada verano había un film, que solía llegar a los cines a mediados de Agosto o principios de Septiembre y que todos corríamos en estampida a ver. Pero ya no. Ya no se hacen películas como Parque Jurásico.

Tal vez esta última afirmación que da título a este especial suene un poco arcaica, como si tuviese ochenta años y echara de menos los dorados años noventa, como un Nick Caraway recordando esos día de palomitas, refrescos y golosinas en la sala de algún cine. Pero no es así, hay que ser justos y realistas, los noventa fueron los años en que las superproducciones, también conocidos como blockbusters veraniegos tenían alma, sí, como ahora esas películas son el gran recaudafondos de un estudio en época estival pero, al contrario que ahora esas películas tenían una razón de ser, un ritmo, unos efectos, tanto digitales como especiales que te dejaban pegado a la butaca. Nunca pensé, cuando tenía 12 años e iba con mi abuela al cine cada semana, que añoraría Jumanji, Armageddon o Volcano.

Y es que esta especial no nace con la única misión de despertar la añoranza en vosotros, sino que trata de abriros los ojos ante lo que es una realidad palpante: ya no se hace cine como el de antes. Cuando en 1993 se estrenó Parque Jurásico el impacto en la gente fue espectacular, era algo nuevo y la necesidad humana de querer saber aunque fuera por el propio morbo nos empujó a ver qué era aquello. Pero hoy en día, un presente en el que todo está inventado no se mira más allá, no se experimienta con cosas nuevas por miedo al fracaso, estamos a mitad (algunos más que otros) de una crisis mundial y arriesgarse apostar por algo nuevo es un riesgo innecesario, es mejor tirar de producciones sin corazón, prefabricadas, secuelas, remakes y reboots que la gente no necesita pero que ve porque no hay nada más que ver.

Echemos la vista atrás un segundo. Películas como Jumanji, Parque Jurásico, Volcano, Armageddon, Men in black, Godzilla o Independence day por mejores o peores que fuesen tenían algo, un ritmo, un CGI de infarto, una dirección con pulso firme o unos personajes carismáticos que ahora no existen, una pregunta ¿por qué nos gusta Independence day? ¿por qué? no debería haber ninguna razón humana para que nos gustase esa película, es una americanada gigantesca, es un film de ciencia ficción simplón y con unos personajes vacíos. Sí. Pero también tiene un tempo narrativo espectacular, nunca puedes llegar aburrirte con ella, sus personajes siempre tenían la frase perfecta y el CGI nos dejaba ojipláticos. También. Ahora miremos al presente, cojamos, por ejemplo 2012 del mismo director, Roland Emmerich, este film es la gran antítesis del anterior, en síntesis es tan mala como la anterior, el fin del mundo nunca estuvo tan mal rodado, pero es que además la película no tenía un ritmo fijo, funcionaba a trompicones y eso distrae al espectador, el tedio, más allá de las escenas de acción se hacía patente hasta en los actores, con unos personajes tan vacíos y planos que no llegaban al personal y el CGI al estas alturas ya lo hemos visto mil veces y a nadie le impresiona. Hasta aquí el ejemplo.

Espero que a estas alturas penséis como yo y no me veáis como el anciano que echa de menos un tiempo pasado sino como el tío que pretende daros a conocer una verdad que está ahí, por pretencioso que suene y suena, lo sé. El cine sin alma se lo está llevando crudo y nosotros se lo estamos permitiendo porque no hay nada que podamos hacer. El poder de los estudios cinematográficos nos somete y nosotros agachamos la cabeza añorando un pasado de diversión, un pasado en el que se oía a la gente divertirse en un cine y no el triste y vacío sonido de mandíbulas masticando palomitas porque no hay nada mejor que hacer.