Obra ambigua por naturaleza este "Caníbal" de Manuel Martín Cuenca es sin duda una de las experiencias cinematográficas más satisfactorias que ha vivido este que os escribe en muchos años, no exagero, es así.
Un film delicado, que cuenta la historia de un sastre granadino y de como combina su rutinaria vida con el crimen más aterrador; este hombre, un ser vacío de cualquier sentimiento conoce a la hermana de una de sus vecinas que acaba de desaparecer y entre ellos nace una extraña historia de amor que despertará en el sastre emociones que le eran desconocidas. Una obra fría y dura, sin adornos ni maniqueísmos Martín Cuenca adapta la novela de Humberto Arenal con una elegancia y una clase pocas veces vista.
La fotografía es otro de los elementos importantes del film, una fotografía llena de claroscuros que reflejan muy bien la personalidad de este personaje frío y calculador pero al que, de algún extraño modo se le acaba cogiendo cariño, por mucha barrera invisible que el director interponga entre él y nosotros.
Y también es este "Caníbal" una delicada historia de amor entre dos seres que vagan entre la gente como espectros, dos personajes antónimos que se encuentran en el momento idóneo para vivir una historia como poco bizarra.
Las interpretaciones son otro de los puntos fuertes de la película, por no decir el mayor punto fuerte. El siempre eficiente Antonio de la Torre, un actor más dado a la comedia y a interpretaciones mucho más pasionales aquí interpreta a un hombre seco, duro y frío, el actor se desnuda ante nosotros para ofrecernos una actuación virginal, sin artificio ninguno, lo que ves es lo que hay, un portento. Y la joven actriz Olimpia Melinte sirve muy bien como partenaire de este desalmado ser regalándonos a un personaje (en realidad son dos, pues interpreta a las dos hermanas) dulce y frágil.
Un descubrimiento esta película para mí, me ha llegado, ha venido lentamente para quedarse y yo se lo agradezco.
10/10