miércoles, 22 de enero de 2014

EL LOBO DE WALL STREET. El exceso como arte.


En una escena de esta genial película Leonardo DiCaprio le pide a uno de sus brokers, que en esa escena solo es un narcotraficante de tres al cuarto que le venda un boli y el tipo, en lugar de adornarlo solo le dice: "escribe tu nombre en la servilleta", a lo que DiCaprio responde: "no puedo, no tengo boli" y el señor concluye diciendo: "ahí lo tienes, oferta y demanda", pues eso es basicamente la nueva película de Martin Scorsese, algo que necesitábamos, sin adornos, una película que nos golpeara, no es un película que refleja la crisis actual, este no es un film moralista y con moraleja, esta es la historia de un cabronazo que ganó mucho dinero allá por los ochenta y noventa. Scorsese tiene el boli y nosotros se lo compramos a pesar de alguna peguilla, pero nada una nimiedad.

Es muy difícil no dejarse llevar por esta bacanal de locura desenfrenada, con unas interpretaciones de vértigo y un montaje videoclipero de la grandísima Thelma Schoonmaker que quita el sentío. No se sale ni un milímetro del esquema de película río a la que Scorsese nos tiene acostumbrados: una presentación del protagonista con su infancia y adolescencia hasta la actualidad a ritmo de algún tema de los setenta; el auge del tipo en cuestión, el amor (con su propio auge y caída particular), aparece la policía en escena, porque por lo general el protagonista de una película de Scorsese siempre se moverá por terrenos que bordean la ilegalidad; y por último pero no menos interesante la caída a los infiernos del pobre protagonista donde lo pierde todo y si al principio iba con su traje de Armani, su cara afeitada y su pelo engominado, ahora viste un chándal, una barba de tres días y el pelo aceitoso. Aquí todo es más elegante pero el esqueleto de la película es el mismo que en otras obras de este director como "Uno de los nuestros", "Casino", "El aviador" o hasta podría mencionar "La última tentación de Cristo" como ejemplo muy rebuscado.

Scorsese sabe muy bien lo que tiene entre manos, un guión de Terrence Winter basado en la novela del propio Jordan Belfort que cuenta la historia de un broker que llega a Wall Street con las manos vacías y acaba convirtiéndose en uno de los hombres más ricos del planeta; y que recuerda a aquellos potentísimos guiones que Paul Schrader escribía para Scorsese y que hacía que a todos nos hicieran los huevos palmas, recueda en mucho a la menospreciada "Al límite" también de Scorsese y con guión de Schrader que era una peligrosa sustancia psicotrópica que al consumirla estabas ingiriendo una enorme cantidad de gran cine sin darte cuenta, pues aquí pasa basicamente lo mismo, cine con mayúsculas, pero si la escena con Matthew McConaughey tiene más cine que todo lo que hayamos visto en los últimos cinco años, algo tan bien interpretado y dirigido tiene que ser grandes por narices.

Pero no solo de la genialidad de Scorsese vive esta película, porque si el director es el corazón los actores son los pulmones, los riñones y sobretodo el hígado, porque anda que no se consumen sustancias de dudosa procedencia en la película, hay tanta droga en esta película que hace que "Trainspotting" parezca "Dora, la exploradora"; pues los actores están de dulce, desde el desatadísimo Leonardo DiCaprio que ofrece una interpretación, a ratos caricaturesca pero siempre excelente del tal Jordan Belfort más divertido cuanto más drogado está (para la historia del cine quedará el bajón pastillero en el club de campo y el posterior viaje a casa en coche); aunque la corte de secundarios tampoco se quedan atrás, el genial Jonah Hill, mucho más desfasado que en las comedias de Judd Apatow y que juega a ser el nuevo Joe Pesci con sus arranques de furor y locura, pero que, por poco no llega; también el antes mencionado McConaughey o Rob Reiner están geniales. Pero mi problema llega con la fémina del conjunto: Margot Robbie, tengo dudas con esta chica, porque por un lado me encaja en el perfil de mujer con genio y nervio de los films de Scorsese pero hay escenas en que la veo como un florero que no me acaba de convencer, las escenas matrimoniales entre ella y DiCaprio son geniales, recuerdan en mucho aquellas de "Casino" aunque esta chica tengo una décima parte de la fuerza y potencia de Sharon Stone en aquella película.

No puedo terminar sin mencionaros esa peguilla que le encontré a la película, nada, una tontería que no debe empañar a esta gran película. El film está rodado con nervio y gracia y bien recuerda aquel joven Scorsese de "Taxi driver" o "Malas calles", el tono alocado de la película se mantiene en lo alto durante gran parte del metraje pero es en el último tercio cuando la película baja las revoluciones e intenta centrarse un poco, esa parte es la del FBI, cuando empiezan a investigar a Belfort y este se mueve como una serpiente con su dinero de un lado para otro, su relación de pareja y su carisma descienden en buen grado porque parece que a Scorsese le jode tanto que a su personaje que tanto ama le esté persiguiendo el FBI que prefiere no preocuparse por esa parte, por eso la relega al final y la cuenta sin demasiadas filigranas, no hubiera estado mal un registro en casa de Belfort de la policía a ritmo de los Rolling Stones, yo lo dejo ahí.

Parece que me he alargado bastante para venderos un boli, porque yo también os he querido vender el famoso boli del principio, os he contado lo bueno y lo malo de un film inolvidable que por narices debe entrar a figurar entre lo mejor del director, un Scorsese que a sus setenta años sigue con un espíritu tan joven y con tantas ganas de contar historias que da miedo. Y ahora citando al propio Belfort: "Véndedme este boli".

9,5/10