domingo, 25 de diciembre de 2011
THE ARTIST
Si alguien me preguntará: "¿Qué es para ti el cine Juan Vicente?" le diría: "Esto es cine, maldita sea y llámame Juanvi, demonios!" Porque esta película nos devuelve al cine tal como era antes, sin maniqueísmos ni retorques, el cine como arte y no como negocio.
Esta película de Michel Hazanavicius es, sin duda uno de los platos fuertes del año que ya toca a su fin, una delicia que vale la pena gozar a poquitos para que el sabor, cuando este plato de alto gourmet termine sea placentero al 100% (se nota que ayer fue nochebuena y comí demasiado jeje) Es atrevido rodar una película muda en el siglo XXI, no lo pregunto, lo afirmo, ahora que cualquier film viene con un 3D más o menos decente de serie encontrarse con esta joya que nos devuelve aquella época dorada del cine, cuando contar historias que apasionaran al público era lo que de verdad importaba.
Todo nos trae morriña de aquellos locos años 20 donde los estudios de cine eran de verdad fábricas de hacer sueños y las historias que allí se contaban eran sobre amores eternos y pasionales o sobre batallas cruentas y legendarias. El trabajo de Hazanavicius está lleno de referencias aquel cine y a los directores que trabajaron en aquella época; durante el film nos podemos encontrar ecos de Fritz Lang o Hitchock, o el humor y los gags visuales de Lubitsch o Chaplin. Hay una escena en la que el director enseña las cartas y deja claro de que va el film: es, sin spoilear, la escena en que George Valentin, un Jean Dujardin que, simplemente se come la pantalla, sueña como todo lo que gira a su alrededor se torna sonoro excepto su voz y los planos, las cámaras un poco ladeadas, la música, todo es muy Murnau-Hitchcock-Lang y queda de maravilla.
Pero es en la parte actoral donde la película encuentra su mayor baza y es que los actores, el antes mencionado Jean Dujardin y la muy prometedora Berenice Bejo, junto con el gran John Goodman o James Cromwell conforman un reparto extraordinario y hacen de la sobreactuación y en ocasiones de la contención su gran herramienta interpretativa y eso es fantástico, ver como en ningún momento una película que podría haber quedado ridícula en los tiempos que corren nos despierte esa nostalgia es digno de admirar.
Bueno, que esto es cine, como he dicho al principio, un arma blanca que nos seduce, nos enamora, nos coge, nos zarandea y para terminar nos da un beso y nos dice: "Hasta la próxima" y sí, sabes que habrá próxima.
10/10
Suscribirse a:
Entradas (Atom)