Que está basada en un corto eso salta a la legua y que sabes enseguida diferenciar lo que era el corto y cuando la película te empieza alargar la historia perdiendo toda la gracia eso está claro, pero lo que realmente es genial de El perfecto anfitrión y por lo que realmente merece la pena pagar los 7 euros de la entrada es por David Hyde Pierce.
Siempre será Niles Crane en nuestros corazones, el perfecto, no anfitrión pero sí partenaire de un isnpiradísimo Kelsey Grammer en la fantástica serie Frasier, si ahí ya se comía la pantalla cada vez que aparecía verlo durante una hora y media es como escuchar en repeat el CD entero de SR. Chinarro "El mundo según" (sí, Manuel, lo he escuchado y me encanta) una jodida maravilla sin paragón. Lo que este hombre hace en este film es ofrecer un recital que te deja sin habla interpretando a un desquiciado que se dedica a torturar a todo aquel que pasa por su casa, contar algo más de la película sería un crimen. Lo que hace aguantable el film es que te mantiene en tensión más allá de la hora de película donde el argumento central del film desaparece y el director tiene que tirar de imaginería y crear unas tramas secundarias que ayuden al film más allá de Hyde Pierce. No lo consigue, la película solo tiene fuerza cuando Niles Crane tortura y actua como el gran desquiciado al que interpreta pero pierde toda su fuerza cuando intenta ir más allá y funcionar como una película que nos cuenta una historia del modo tradicional.
5'5/10
domingo, 28 de agosto de 2011
SUPER 8
Hablar de Super 8 es hablar de la película con menos personalidad del año, de la década y posiblemente de la historia del cine reciente. Pero hablar de Super 8 también es hablar de cine con mayúsculas.
La última película de J.J. Abrams tiene muchas virtudes, de hecho cada plano es una jodida lección de cine y una vuelta la infancia, pero Super 8 tiene un problema muy grande, inmenso, gigantesco y ese problema es J.J. Abrams, este señor tiene un problema e impregna a toda su película con ese problema y es que no sabe contar una historia, sabe coger cosas que ya se han hecho y unir escenas que quedan de puta madre pero que no cuentan nada en absoluto, mola mucho ver a unos niños en bicicleta por su pueblo, mola mucho la relación padre/hijo de los protagonistas, mola mucho la historia de amor infantil, todo mola mucho, pero todo eso ya lo hemos visto y nos lo enseñó muy bien en su momento el productor de este film, el verdadero experto en un género que yo he denominado: "pura magia" y ese señor es Steven Spielberg. Sin Spielberg no existiría Super 8, más concretamente sin E.T. no existiría Super 8 y ese es el gran lastre de esta película, ha nacido en una época equivocada y ansia tanto ser de aquel tiempo tan dulce donde los marcianos eran acurrucables y las aventuras eran supermegaultracojonantes que ha hecho copia y pega de algo que el señor Spielberg ya hizo en su día (perdón pero esto lo tengo que poner en mayúsculas porque mi yo infantil lo está pidiendo a gritos) DE PUTÍSIMA MADRE y lo ha llamado homenaje (je je vaya a otro con ese cantar señor!) lo que ha hecho J.J. aquí es lo mismo que hizo hace dos años en Star trek, tocarnos el corazón a través de algo que ya conocemos, en aquel caso era un reboot con los tripulantes de la nave Entreprise en la edad del pavo, pero jugó al mismo juego que aquí, nos mostró algo que ya conocíamos para ganarnos por ahí cuando en realidad tampoco tenía nada especial que contarnos, pero al ver a Kirk, Spock y McCoy y como se conocieron, sus tensas relaciones y el relamido "como empezó todo" se pensaba que a la gente le daría igual una trama que giraba en torno a eso y ya está y como en la película que nos ocupa al final le dio un arrebato y quiso ser directorazo e hizo, como aquí una parte final que deja mucho que desear con respecto al conjunto.
Pero bueno, pero bueno que Super 8 es una clase magistral de cine impartida por Spielberg en manos de J.J. Abrams no se nos olvide. Y eso es lo que la salva de la quema y no solo la salva si no que la envía a los cielos en un chasquido de dedos, porque esto es nuestra infancia, la infancia de todos los que en su día lloramos al ver a E.T. volver a su planeta o nos partimos el ojete con Sloth (no es de Spielberg lo sé, es de Richard Donner) o flipamos con la nave espacial de Encuentros en la tercera fase tocando aquella melodía, esta película es para nosotros. Hay que reconocer que la relación padre/hijo de los protagonistas que he comentado antes está muy bien llevada, la historia de amor infantil es tierna y muy dulce y ver a esos amigos por el pueblo con sus bicicletas es simplemente genial aunque ya lo hayamos visto y por ahí se escapa J.J. porque aquellas películas, igual que esta son entrañables, te tocan la fibra y te dejas llevar por unos personajes increíblemente bien escritos y con una trama que, aunque sin mucha chicha te mantiene en vilo hasta el decepcionante cuarto de hora final; también reconozco que si hubiera sido por mí habría alargado más la parte en la que el grupo de amigos rueda su película de zombies porque esas escenas son divertidísimas (ojo a los créditos finales simplemente fantásticos) y habría puesto en un pedestal a la niña protagonista una Elle Fanning que ya sale con +5 puntos de talento por salir de la familia de actrices que sale.
Resumiendo, una película fantástica, entrañable y preciosa que en su cuarto de hora final nos devuelve a la realidad y nos muestra que aquella época de pura magia ha muerto y que el cine no volverá a ser igual.
8/10
La última película de J.J. Abrams tiene muchas virtudes, de hecho cada plano es una jodida lección de cine y una vuelta la infancia, pero Super 8 tiene un problema muy grande, inmenso, gigantesco y ese problema es J.J. Abrams, este señor tiene un problema e impregna a toda su película con ese problema y es que no sabe contar una historia, sabe coger cosas que ya se han hecho y unir escenas que quedan de puta madre pero que no cuentan nada en absoluto, mola mucho ver a unos niños en bicicleta por su pueblo, mola mucho la relación padre/hijo de los protagonistas, mola mucho la historia de amor infantil, todo mola mucho, pero todo eso ya lo hemos visto y nos lo enseñó muy bien en su momento el productor de este film, el verdadero experto en un género que yo he denominado: "pura magia" y ese señor es Steven Spielberg. Sin Spielberg no existiría Super 8, más concretamente sin E.T. no existiría Super 8 y ese es el gran lastre de esta película, ha nacido en una época equivocada y ansia tanto ser de aquel tiempo tan dulce donde los marcianos eran acurrucables y las aventuras eran supermegaultracojonantes que ha hecho copia y pega de algo que el señor Spielberg ya hizo en su día (perdón pero esto lo tengo que poner en mayúsculas porque mi yo infantil lo está pidiendo a gritos) DE PUTÍSIMA MADRE y lo ha llamado homenaje (je je vaya a otro con ese cantar señor!) lo que ha hecho J.J. aquí es lo mismo que hizo hace dos años en Star trek, tocarnos el corazón a través de algo que ya conocemos, en aquel caso era un reboot con los tripulantes de la nave Entreprise en la edad del pavo, pero jugó al mismo juego que aquí, nos mostró algo que ya conocíamos para ganarnos por ahí cuando en realidad tampoco tenía nada especial que contarnos, pero al ver a Kirk, Spock y McCoy y como se conocieron, sus tensas relaciones y el relamido "como empezó todo" se pensaba que a la gente le daría igual una trama que giraba en torno a eso y ya está y como en la película que nos ocupa al final le dio un arrebato y quiso ser directorazo e hizo, como aquí una parte final que deja mucho que desear con respecto al conjunto.
Pero bueno, pero bueno que Super 8 es una clase magistral de cine impartida por Spielberg en manos de J.J. Abrams no se nos olvide. Y eso es lo que la salva de la quema y no solo la salva si no que la envía a los cielos en un chasquido de dedos, porque esto es nuestra infancia, la infancia de todos los que en su día lloramos al ver a E.T. volver a su planeta o nos partimos el ojete con Sloth (no es de Spielberg lo sé, es de Richard Donner) o flipamos con la nave espacial de Encuentros en la tercera fase tocando aquella melodía, esta película es para nosotros. Hay que reconocer que la relación padre/hijo de los protagonistas que he comentado antes está muy bien llevada, la historia de amor infantil es tierna y muy dulce y ver a esos amigos por el pueblo con sus bicicletas es simplemente genial aunque ya lo hayamos visto y por ahí se escapa J.J. porque aquellas películas, igual que esta son entrañables, te tocan la fibra y te dejas llevar por unos personajes increíblemente bien escritos y con una trama que, aunque sin mucha chicha te mantiene en vilo hasta el decepcionante cuarto de hora final; también reconozco que si hubiera sido por mí habría alargado más la parte en la que el grupo de amigos rueda su película de zombies porque esas escenas son divertidísimas (ojo a los créditos finales simplemente fantásticos) y habría puesto en un pedestal a la niña protagonista una Elle Fanning que ya sale con +5 puntos de talento por salir de la familia de actrices que sale.
Resumiendo, una película fantástica, entrañable y preciosa que en su cuarto de hora final nos devuelve a la realidad y nos muestra que aquella época de pura magia ha muerto y que el cine no volverá a ser igual.
8/10
CONAN, EL BÁRBARO
Estoy muy enfadado, Hollywood necesita renovarse, llamar al tío de Pesadilla en la cocina y que renueve ese restaurante lleno de ratas sin ideas que anteriormente se llamaba "fábrica de sueños" ¿Y por qué estoy tan y tan enojado? pues porque creo que ya está bien, ya hemos aguantado suficiente: secuelas, precuelas, reboots, adaptaciones de series, libros, cómics y los jodidos remakes, el cáncer de la gran fábrica de sueños son los remakes y aquí estamos frente a uno de los más flojos.
Si hablamos de Conan todos nos acordamos de Chuache fibradísimo blandiendo su espada en un paraje desértico, nada de CGI (la pelea con la serpiente es pura artesanía, muy Henson), una historia elaborada y unas peleas donde la fuerza bruta entre los personajes eran impactantes; ahora han pasado 30 años y al bueno de Conan lo han convertido en un metrosexual que pega saltitos mientras el CGI campa a sus anchas con criaturas y escenarios que recuerdan, para desgracia de este film a la más que pésima Furia de titanes. Porque estamos en el siglo XXI y todo ha cambiado, donde Chuache era un badass que luchaba por encontrar la venganza, el tal Momoa, que padece el síndrome de Sam Worthington o más conocido como el síndrome del actor/palo; pues deja bastante de lado la venganza para intentar salvar a la jamelga de turno con la que, y todos lo sabemos, compartirá una noche de lujuria; donde Chuache se defendía a golpe de espada y puñetazo y no huía, Conan nunca huía de nadie por el amor de Dios, todos corrían al verlo venir; Momoa pues salta y huye cual perrillo asustado y solo se enfrenta con algún enemigo cuando no le queda más remedio; lo que en el Conan de Chuache eran unos efectos trabajados, con muchas horas de maquillaje y donde esos efectos contribuían a crear esa magia que todas las películas de aquella época tenían; el nuevo Conan se deja llevar demasiado por el ordenador sin darse cuenta, como ocurre en todos los remakes de última hornada, que esos efectos asesinan la magia.
Bueno, estamos a mitad de la crítica y ahora quiero hablar de los dos grandes elementos de la película, uno ya lo he nombrado, Jason Momoa, al chico se le nota que lo está flipando, está en plan: "Estoy en un remake de Conan, joder!" y hace lo que puede, no es todo culpa suya, no hace el papelón de su vida, pero no es por él es porque el guión es tan jodidamente nefasto que no deja que el chaval se esfuerce lo más mínimo en darle vida a su personaje; no estamos hablando de Chuache llorando y apretando los dientes, clamando venganza por la muerte de sus padres, esto no es aquello y debería dejar de compararlo, aunque sea imposible. Y ahora, casi para rematar no me quiero ir sin mencionar que el trabajo de Milius nunca me pareció impresionante, no estamos hablando del puto Spielberg, hizo una película de aventuras al uso, pero lo que ha hecho Marcus Nispel es una película de acción con mucho musculito, mucha pelea tipo Matrix, mucha cámara lenta y NINGUNA personalidad, este tío (Nispel) está acostumbrado a proyectos de encargo que nadie quiere hacer y hace lo que le dice la productora que haga, tal vez sea un buen tío para tomarse una cerveza con él pero no le echa huevos a la hora de tomar las riendas de una película.
Bueno, pues que no estamos delante del remake más grande jamás contado, de hecho estamos delante de un más que flojo remake que hace que el film original sea una jodida joya cuando en realidad era una buena película de aventuras.
4/10
Si hablamos de Conan todos nos acordamos de Chuache fibradísimo blandiendo su espada en un paraje desértico, nada de CGI (la pelea con la serpiente es pura artesanía, muy Henson), una historia elaborada y unas peleas donde la fuerza bruta entre los personajes eran impactantes; ahora han pasado 30 años y al bueno de Conan lo han convertido en un metrosexual que pega saltitos mientras el CGI campa a sus anchas con criaturas y escenarios que recuerdan, para desgracia de este film a la más que pésima Furia de titanes. Porque estamos en el siglo XXI y todo ha cambiado, donde Chuache era un badass que luchaba por encontrar la venganza, el tal Momoa, que padece el síndrome de Sam Worthington o más conocido como el síndrome del actor/palo; pues deja bastante de lado la venganza para intentar salvar a la jamelga de turno con la que, y todos lo sabemos, compartirá una noche de lujuria; donde Chuache se defendía a golpe de espada y puñetazo y no huía, Conan nunca huía de nadie por el amor de Dios, todos corrían al verlo venir; Momoa pues salta y huye cual perrillo asustado y solo se enfrenta con algún enemigo cuando no le queda más remedio; lo que en el Conan de Chuache eran unos efectos trabajados, con muchas horas de maquillaje y donde esos efectos contribuían a crear esa magia que todas las películas de aquella época tenían; el nuevo Conan se deja llevar demasiado por el ordenador sin darse cuenta, como ocurre en todos los remakes de última hornada, que esos efectos asesinan la magia.
Bueno, estamos a mitad de la crítica y ahora quiero hablar de los dos grandes elementos de la película, uno ya lo he nombrado, Jason Momoa, al chico se le nota que lo está flipando, está en plan: "Estoy en un remake de Conan, joder!" y hace lo que puede, no es todo culpa suya, no hace el papelón de su vida, pero no es por él es porque el guión es tan jodidamente nefasto que no deja que el chaval se esfuerce lo más mínimo en darle vida a su personaje; no estamos hablando de Chuache llorando y apretando los dientes, clamando venganza por la muerte de sus padres, esto no es aquello y debería dejar de compararlo, aunque sea imposible. Y ahora, casi para rematar no me quiero ir sin mencionar que el trabajo de Milius nunca me pareció impresionante, no estamos hablando del puto Spielberg, hizo una película de aventuras al uso, pero lo que ha hecho Marcus Nispel es una película de acción con mucho musculito, mucha pelea tipo Matrix, mucha cámara lenta y NINGUNA personalidad, este tío (Nispel) está acostumbrado a proyectos de encargo que nadie quiere hacer y hace lo que le dice la productora que haga, tal vez sea un buen tío para tomarse una cerveza con él pero no le echa huevos a la hora de tomar las riendas de una película.
Bueno, pues que no estamos delante del remake más grande jamás contado, de hecho estamos delante de un más que flojo remake que hace que el film original sea una jodida joya cuando en realidad era una buena película de aventuras.
4/10
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