Paul Giamatti lo ha vuelto hacer, no sé como lo hace pero siempre es un crack.
El mundo según Barney cuenta la vida de un hombre, un ser entrañable a la par que gilipollas, habla de sus relaciones con las mujeres, con su padre, con sus hijos y en el trabajo. No estamos aquí delante de la gran película-río de la historia del cine, la mayoría de tramas no entran hasta la cocina sino que se quedan en la superficie y todo, TODO está al servicio del gran Giamatti y de su enorme interpretación. Lo admito, siento debilidad por este hombre, es un genio, cada gesto nervioso, cada mirada y hasta la peculiar forma de andar con la que dota al personaje lo hacen enternecedor aunque sea un inmaduro y un capullo, Giamatti sabe mostrarte el alma del personaje y te lleva de la mano por el camino que el quiere hasta llegar al final, un amargo final que un buen guión escrito con tiento pero con cierta desgana en lo que se refiere a la relación del protagonista con los demás personajes. Luego también se pasea por ahí Dustin Hoffman que interpreta al padre de Giamatti y que está un poco sobreactuado porque parece que su personaje le obligue hacerlo, pero ningún personaje obliga al actor que lo interpreta a sobreactuar, es como si Hoffman aún siguiera en Los padres de él y se hubiera quedado encerrado allí para siempre, olvidándose por completo del gran actor que es.
Resumiendo que si esta película hubiera tenido una historia bastante más elaborada que la de cualquier telefilm de domingo por la tarde habría sido una gran película, así solo es una película decente con una de las interpretaciones más brillantes vista en años.
6/10
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