En el título de este film nefasto e indigno se nos promete Un mundo de fantasía y desde el título ya nos está mintiendo.
La película empieza en blanco y negro,
situándonos en un circo con un pícaro Oz, un mago con más picardía que talento. Mola el principio, huele a Disney clásico, tiene clase y cierta elegancia, luego llega el tornado y está rodado como Dios, luego llega el mundo de "fantasía" en color y se acabó el film. Y no miento al decir esto, porque la parte más pura y virginal cinematográficamente hablando se va al garete cuando la pirotecnia del CGI hace aparición, una absurda sobresaturación de ordenador por centímetro cuadrado que hace que pierdas toda esperanza en la película.
No es un film ridículo por mucho que se esfuerce en serlo, solo es la confirmación definitiva de que Sam Raimi no tiene mesura, si la trilogía Spiderman pecaba de excesiva en cada fotograma y de rodar de una manera casi infantil, este Oz lo confirma por completo, el tito Sam, que es un grande, porque es un grande y eso lo sabemos todos los que amamos sus películas, necesita un chute en vena de Evil dead, se le ve perdido, como si la falta de originalidad del guión se pudiese arreglar con unos parches digitales que salven el momento y tanto Raimi como nosotros, como espectadores sabemos que eso no funciona así.
Y si Raimi no está muy centrado, los actores, del primero al último tampoco lo están demasiado. Franco, el alma máter del film es sin duda el que peor parado sale en el reparto de personajes, su Oz está muy mal dibujado, no veo ni una pizca de profundidad en él, aunque tampoco es que el film lo busque demasiado, para el guionista y para Raimi los personajes son esos muñequitos que no están hechos por ordenador. Y como consecuencia de ello tenemos al trío femenino formado por Mila Kunis, Michelle Williams y Rachel Weisz jugando a ver cual desparrama más con su actuación, en mí opinión gana la Weisz de calle, su reina malvada pasará a los anales de la historia del desmelene ridículo.
No es este Oz un film digno de los muchos fans que tiene El mago de Oz, entre los que no me cuento para nada. Es Disney capitalista en estado puro, la historia no manda, solo manda un colorismo digital que, por muy espectacular que quiera ser, no tapa un guión, una dirección y unas interpretaciones de cartón piedra. Aunque esto va de ganar dinero, no de hacer cine.
3/10
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