martes, 22 de noviembre de 2011

UN DIOS SALVAJE



Esta película es cine en su estado más primario: un escenario, cuatro actores y uno de los guiones más redondos jamás escritos.
Perdonad que me derrita al hablar de este film pero es que me sentía como si estuviera degustando una comida supercarísima y riquísima que sabes que vas a tardar muchos años en volver a poder permitirte un placer así.


Lo que Polanski ha hecho en este film es probablemente el ejercicio de cine más grande que he visto nunca, ha desnudado al cine, le ha quitado las bragas a las megaproducciones de Michael Bay y le ha dado por el culo demostrando que sin robots gigantes y sin explosiones se puede hacer magia y conseguir una película brillante no, lo siguiente.


Bueno, bueno intentaré continuar sin que se me note demasiado que esta película me ha devorado el corazón. Uno de los grandes puntos fuertes del film es ver a cuatro grandes actores que no actuan, sino que dan un recital, hacen un fucking ensayo sobre lo que es actuar, voy a ir uno a uno. John C. Reilly el hijo de las comedias de tinte grosero aquí es un marido calmado, contenido que intenta tranquilizar la situación que reune en ese piso a esas dos parejas. Kate Winslet es la mujer trabajadora que busca una solución favorable para todos pero que poco a poco va cediendo a la tensión que en ese piso va en aumento. Christoph Waltz está soberbio en su papel de abogado de una empresa farmacéutica que realmente se caga en estar en ese piso. Y Jodie Foster, quitando que en la parte final sobreactua bastante y parece que esté en Nell el resto del film es junto a Waltz lo más grande de esta gran película.




Resumiendo un clásico moderno con un guión, basado en la obra de Yasmina Reza, quien firma el libreto junto a Polanski que riza el rizo en cualquier situación y que hace de las frases ocurrentes algo habitual y un guión que podría pasar desapercibido en algo mágico que nos recuerda que el cine, más allá de burdos artificios son cuatro paredes y unos actores diciendo su texto haciéndonos olvidar a todos durante unos escasos 75 minutos la realidad de ahí fuera.

10/10