lunes, 25 de marzo de 2013

BERBERIAN SOUND STUDIO


Siempre me ha molestado mucho que una película tenga una atmósfera tan propia y tan suya que por momentos sientes que sobres allí, que el film sea solo de la gente de su alrededor y que los demás sobramos allí, como si se tratase de una fiesta privada en la que si te esfuerzas puedes entrar y disfrutar como un enano o donde simplemente te quedas mirando embobado. Pues algo así le pasa a esta Berberian sound studio, es un film fascinante, un giallo hermoso, pero es un bunker con las paredes de cemento armado donde, si al final consigues entrar verás un gran film, pero si te quedas a las puertas como la mayoría de los mortales, cuando acabe sonreirás y querrás saber más.

Esta película es un ejemplar giallo, a ratos cercano, con personajes llevados al extremo (e interpretaciones a la par) y situaciones muy pasionales, como buen giallo. Pero también es una historia y un sentido homenaje a los montadores de sonido, esos heroes en la sombra que dan la verdadera fuerza a un film. Berberian sound studio es todo eso, a ratos una porción de historia del cine contada con gracia y salero, tanto salero que hace que te sientas allí dentro, entre los ecualizadores y las lechugas o pepinos que cortaban para simular puñaladas de asesinos.

Pero también es Berberian un giallo metafísico, un film al que a ratos y de manera más incipiente en su parte final le pueden las pretensiones, no está mal que el personaje maravillosamente interpretado por Toby Jones tenga un poso y una vida interior pero no me funciona la manera en que está contado. Las imágenes casi oníricas de la parte final me molestan; la extraña relación con la araña o las cartas de su madre construyen un personaje verdaderamente fascinante, que funciona bien durante parte del metraje y junto a la historia cinéfila bastante bien llevada aguantan el tipo, pero en la parte final es como si la trama del montaje de sonido dejara paso a la extraña y, entre imagen e imagen, vacía vida del Gilderoy encarnado por Jones.

Concluyendo, es este un film que se puede dividir en dos partes, la de la trama pura y dura, la historia cinéfila y casi instructora de la vida de un montador de sonido; y la parte ininteligible, la del giallo con pretensiones que deja un regusto un tanto amargo y embriaga a toda la película de un tufillo pedantero que no le hace ningún favor.

6'5/10