El film de las hermanas Jen y Silvia Soska es un experimento valiente y al mismo tiempo temeroso de su original punto de partida. Arriesga y gana gran parte del film pero solo cuando la Mary del título utiliza sus armas y sus conocimientos para la cirugía.
La película gira en torno a una estudiante de cirugía, Mary, interpretada a la perfección por una maléfica Katharine Isabelle, una chica que no tiene dinero y que un buen día descubre que sus talentos en la cirugía la pueden ayudar a sacarse unos dineros, aunque esas operaciones sean de los más desagradables. American Mary funciona porque el personaje de Mary es casi perfecto, está estupendamente escrito e interpretado y eso es lo que salva al film de ser uno más. Juega a la provocación para que el espectador caiga en sus redes, las operaciones en si mismas dejan mucho a la imaginación que es lo más repugnante pues la mirada penetrante de Mary y sus víctimas antes y después hacen pensar en lo ocurrido y eso duele.
No es un film redondo porque solo Mary tira del carro, la dirección es correctita y las tramas secundarias dejan mucho que desear, no tienen la fuerza suficiente para que lleguen a interesar, no se sustentan sobre una buena base y en eso el film adolece de falta de profundidad. Es una película muy sencilla, Mary mata y eso provoca consecuencias, unas consecuencias bastante flojas con respecto a las atrocidades de la protagonista. No hay más, los secundarios no funcionan por si solos, es Mary quien guía el camino de todos, incluso del guión y de los directores, una pareja que podái sacar mucho más jugo de una historia sobre la cirugía que daba mucho juego.
American Mary no es, como su título promete una historia sobre el crimen americano, no es una historia profunda, es la historia de un personaje excelentemente escrito e interpretado del que dependen todos los actos del film.