miércoles, 17 de octubre de 2012

COSMOPOLIS


Esta película es, al menos así es como se han empeñado en definirla y no van del todo desencaminados, como un film apocalíptico sobre la crisis financiera, Cronenberg tiene los huevos más gordos que el caballo de Espartero. Vale que el ritmo es muuuuuy lento, vale que desespera con cada decisión del protagonista, vale que los secundarios, TODOS sobran pero aún así la atmósfera de este peculiar director en un film rollo Inside job ¿mola? No.

Para hablar de este film y que creáis mis palabras deberíamos viajar al loco año de 1975, cuando Cronenberg estrenaba Vinieron de dentro de... y demostraba al mundo que en un mismo film es capaz de lo mejor y lo peor; la filmografía de este hombre desde aquello siempre ha oscilado entre lo brillante rozando lo absurdo (Scanners, Videodrome, La mosca, El almuerzo desnudo) y lo brillante a secas (Inseparables, La zona muerta, Existenz, Una historia de violencia, Promesas del este) pero aquí el tito David se relaja, se deja llevar a sabiendas de que es bueno, que tiene una legión de fans que lo van a seguir siempre y le van a lamer el culo y por eso da a luz este film imberbe que se queda a medias de todo.


¿Pero hay en el film algo de la esencia de Cronenberg? Tranquilos, lo hay, la atmósfera opresiva y los secundarios pasados de rosca están, pero dentro de la limousina. Fuera de la limousina la cosa cambia y las largas diatribas de los mismos secundarios quedan en ridículo porque no funciona en el espacio humano, rodeado de gente; funcionan a las mil maravillas en el espacio pequeño que Cronenberg domina muy bien, pero fuera solo parecen garabatos escritos por quinceañeros en la puerta del váter.

Porque es en el discurso donde la película pincha de todas todas ¿es este el mismo director que parió un relato sobe la violencia más pura y la redención más descarnada en Una historia de violencia? visto el film se podría decir que no, no hay la más mínima profundidad en los personajes, ni siquiera en el de Pattinson que, aunque se esfuerce muchísimo en darle algo de humanidad y personalidad a ese ejecutivo repulsivo a la par que cabroncete y simpaticón no lo consigue, porque Cronenberg está seguro de una cosa y es que el guión está tan bien escrito que no le importa si en lugar de actores tuviera a dos loros diciendo las frases.


Pero aquí también Cronenberg resbala, como ya he dicho antes se deja llevar y se relaja, porque no se empeña en defender las teorías y los largos diálogos de secundarios tan desaprovechados como Jay Baruchel o Juliette Binoche y no me tiréis de la lengua para que hable de la relación del personaje de Pattinson con su mujer porque es simplemente irrisoria; pero le da igual porque su cerebro funciona así: "Bueno, si la novela la ha leído tanta gente será porque es buena, lo dejo tal cual" y ese es un error que le pesará en su carrera durante años.

Pero Cronenberg, en el último acto del film intenta demostrarnos que está ahí y nos planta un poco de él mismo; la escena en el peluquero con el chófer es simplemente ejemplar y la moralina de la escena (antes todo iba mucho mejor) es brillante. Pero al final lo vuelve a hundir, con un final ambiguo como el que más con ese Pattinson sufriendo por la salud mental de su personaje y con un Paul Giamatti
 que, sobreactuado es poco en una escena horrible que tira por tierra todos los, diminutos logros que Cronenberg había hecho por hacernos simpatizar con su protagonista.

Como he dicho al principio, Cronenberg los tiene más gordos que el caballo de Espartero y lo vuelvo a decir, porque dejar este manchurrón en su currículum a sabiendas de que es un manchurrón no tiene perdón... bueno se lo perdono por Scanners jiji.

4/10


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