Ojito con esta película insignificante que ha parido Bertrand Tavernier que tiene muy mala leche. Estas "Crónicas diplomáticas" que tanto me hizo reir es en el fondo la crónica de todos los gobiernos y la sátira sobre su vida interior. Cargada de maldad esta película radiografía con mucha sorna al gobierno francés dotándolo de un primer ministro interpretado por un genial Thierry Lhermitte que bien parece sacado de "The office" con sus salidas de tono o con sus discuristos sobre la importancia de un libro dependiendo de lo subrayado que esté o la escena en la que habla de Tintín.
Tavernier coloca a sus peones en el tablero, por supuesto él es el gran rey al que guardar y los hace moverse como serpientes por escenarios, reuniones, cenas, con monólogos largos y conversaciones rápidas e inteligentes que le dejan a uno extasiado y con ganas de más. Solo le veo una pequeña sombra a esta obra y es la trama secundaria de la inmigración, no llega a ningún sitio la mayor parte del metraje y cuando lo hace ni siquiera me interesa, una especie de unirse al populacho por parte de Tavernier que, si bien se lo agradezco, tal vez debiese haber elaborado un poco más.
Una película satisfactoria, un triunfo de la comedia francesa (again) que siempre deja esa pregunta en el aire de ¿qué hubiera hecho Lubitsch con esta material?